Como ya supuse, llegamos los últimos, inusual en las pautas sociales de los cisnes.

No había terminado de saludar a los integrantes de mi pandilla política, cuando se desató el caos. Al volver a posarse el polvo sobre el suelo, me encontré al frente de la tarea de preparar una paella para veinticinco. A saber, 18 adultos + 8 niños + dos nonatos + un recien nacido = 25. ¿No os había dicho? Me encantan las matemáticas.

A lo que iba, que a veces me diluyo. No recuerdo bien los detalles, y creo que nunca sabré como, pero tardé menos de cinco minutos en conseguir el puesto vacante de Chef en Casa Mimí.

Por fin lo has conseguido. A pesar de mis advertencias, has llegado al punto de no retorno.

Si fuiste uno de los participantes en ese evento, he de decirte una cosa. ¡No!, no es que estemos embarazados, no se trata de eso. Has de saber que estoy muy encabronado contigo. ¿Quiéres saber por qué?

nota: en la lista de encabronadores no se encuentran los ositos, ¡ninguno! , el nonato tampoco...